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500 años de la conversión de San Ignacio de Loyola

Celebración del año ignaciano, un año de renovación

Ejercicios espirituales

El nombre de ejercicios espirituales hace referencia a un conjunto de actividades dirigidas a distanciar a una persona de los intereses materiales y egoístas; y consisten en el examen de conciencia, la meditación, la contemplación y la oración. Del mismo modo que existen ejercicios físicos para preparar el cuerpo, existen también ejercicios para preparar el alma y descubrir la voluntad de Dios en uno mismo. El libro de San Ignacio ofrece una metodología para orientar la vida hacia el sentido profundo que se experimente. Se divide en cuatro etapas, denominadas "semanas".

 

La primera semana se centra en la debilidad humana y la misericordia de Dios. Consiste, en parte, en meditar acerca de los pecados que se han cometido, identificando la naturaleza de cada uno de ellos, así como en agradecerle a Dios y pedirle perdón. Esta etapa se fundamenta en que el hombre existe para servir a Dios y en que solo en ese sentido puede hacer uso del resto de cosas existentes, creadas para él. 

 

La segunda semana se refiere a la llamada al Reino, la vida de Jesús y la respuesta a la invitación divina. Consiste, en buena medida, en considerar la vida de Jesús como un ejemplo de realización del deseo de Dios, así como en reflexionar acerca de cómo tomar una buena elección. 

 

La tercera semana profundiza en la pasión de Cristo. De esta manera, cada uno de los días descritos en esta semana está dedicado a un día de la semana santa, detallando incluso reglas para el consumo de alimentos. Implica sentir el dolor de Cristo durante todos estos días y valorar su sacrificio. 

 

La cuarta semana se centra en la resurrección de Cristo y la contemplación para alcanzar el amor. En esta semana, se define al amor como una correspondencia entre dos partes, en dar lo que el otro no tiene. Tal reciprocidad o correspondencia involucra, asimismo, valorar todo lo que Dios nos da e identificar cuál es la orden que tiene para nosotros.

 

Enseñanzas ignacianas

Las experiencias de San Ignacio de Loyola le permitieron obtener mucha sabiduría sobre la espiritualidad y la vida. Esta se plasmó en frases como "La renuncia de la voluntad vale más que resucitar a los muertos", "Reza como si todo dependiera de Dios, trabaja como si todo dependiera de ti" o "Para aquellos que creen, ninguna prueba es necesaria; para aquellos que no creen, ninguna cantidad de pruebas es suficiente". 

 

Las reglas de discernimiento de San Ignacio son las bases sobre las cuales es posible distinguir cuál es el destino que Dios quiere para nosotros. Así, estas definen las buenas y las malas acciones de manera que no se confundan, y la persona pueda acoger las primeras y deshacerse de las segundas.

 

No se tiene claridad respecto a su autoría; sin embargo, gracias a San Ignacio de Loyola, la oración "Anima Christi" o "Alma de Cristo" alcanzó amplio reconocimiento. Se podría afirmar que esta oración sintetiza la esencia de los Ejercicios espirituales de San Ignacio.